martes, 16 de septiembre de 2008

Ecología. Qué hacemos y qué podemos hacer para ser más ecológicos.

De una forma fácil, se puede decir que ser ecológico equivale a mantener una buena relación con el medio ambiente. Contemplando por un lado la influencia del medio en el hombre y la adaptación de la comunidad humana al medio y, por otro, la acción del hombre en el medio en lo que respecta a aspectos económicos, físicos, culturales y otros.


Debido al gran desarrollo industrial, científico y tecnológico, en los últimos años (con una pincelada de egoísmo y consumismo de fondo), el hombre ejerció y está ejerciendo una acción, sin precedentes en la historia de la Tierra, sobre el equilibrio ecológico de la misma. En nuestro provecho, para progresar económicamente, hemos modificado el ambiente y, bien sea por desconocimiento o por no querer tener en cuenta las leyes naturales, hemos provocado en los ecosistemas reacciones muy perjudiciales.

La biodiversidad silvestre y agrícola se está perdiendo y en su lugar aparece el monocultivo. La utilización de productos químicos como las insecticidas y otros muchos es otro ejemplo más; y, así, la tierra poco a poco va perdiendo su fertilidad. La repetición del mismo cultivo, tala de árboles, incendios forestales, uso masivo de plaguicidas, adopción de sistemas de transgénicos intensivos, lleva a la erosión del propio terreno y, actualmente, la desertización y erosión terrenal excede a la formación de tierras nuevas con lo que privamos a la tierra de su propia fertilidad inherente.

La pesca excesiva conlleva a la disminución de peces adultos capaces de reproducirse, por lo que el tamaño de las capturas disminuye de año en año.

En fin, como resumen, podremos decir que la sobreproducción deja tras de sí suelos agotados, océanos esquilmados y aguas y atmósfera contaminada.


Así pues, la ecología tiene por objetivo hacer que la mano del hombre con el uso de la ciencia y la tecnología, no influya negativamente o que esta influencia sea lo mínimo posible, en el ecosistema o sistema formado por organismos de distintas especies y el ambiente que las rodea.

El funcionamiento correcto de un ecosistema debe de funcionar de forma equilibrada con la acción natural de todas las especies.

En determinado lugar de África había muchas serpientes que sobrevivían de los ratones que había, los vecinos siempre habían convivido con ambos animales sin grandes conflictos. En determinado momento, se determinó, por consenso, eliminar a los reptiles (tal vez alguien haya comenzado a sentir asco por dicho animal); No obstante, con el paso del tiempo, la familia de los ratones se incrementó de forma alarmante, hasta que la solución más razonable fue la de volver a dar entrada a la amiga serpiente.

El mantenimiento del ecosistema exige que haya regulación entre todos los elementos que lo componen. Cuanto mayor sea su diversidad más estable será y al revés.

Desde hace ya varias décadas surgieron varios organismos para estudiar y hacer frente al grave problema de la contaminación y cambio climático pero, ¿habrá solución?.

Sinceramente, parece difícil bajar el nivel de consumismo y por lo tanto disminuir la contaminación si no empezamos a dar ejemplo cada uno de nosotros con nuestro comportamiento individual. Y para ello necesitamos conocer nuestra psicología, sí, nuestros pensamientos, emociones y deseos para controlarlos. Muy poco podremos hacer por el bien del planeta y de la sociedad si no empezamos por nosotros mismos. La sabiduría sobre nosotros nos da también conocimiento y comprensión sobre los demás, sobre el propio planeta Tierra. En determinado programa de radio las personas opinaban por teléfono sobre lo que cada uno hacía para disminuir la contaminación, había personas que decían que nadie más que ellos había que hicieran tanto..., y sólo hablaban de dos o tres cosas insignificantes, como cuidar de no gastar mucha agua, tener cuidado de apagar las luces, y algunas otras que, obviamente, tienen su valor pero, repito, son insignificantes.

“La tierra tiene una piel, y esa piel tiene enfermedades. Una de esas enfermedades se llama hombre”. -Nietzsche

Nuestros deseos alimentados por nuestros sueños de egoísmo, orgullo, etc., hacen que derrochemos inmensa energía innecesaria y, por lo tanto que estemos contaminando el ambiente continuamente.


"La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos,
la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos." -Confucio

Veamos: Un coche de más potencia, siempre va a consumir y contaminar más; a velocidades excesivas, ocurre lo mismo -el consumo medio más bajo es a menos de 100 km/h-, si sobrepasamos esta velocidad en un 25 %, el consumo se dispara a un 40 % más; si frenamos y aceleramos con frecuencia (fruto de preocupaciones u otras circunstancias), ídem de lo mismo. Con la ventanilla abierta se puede consumir un 5% más o más aún según la velocidad. Usar el propio coche para hacer un viaje transportando una sola persona cuando lo podremos hacer en autobús, conlleva a colaborar en el mismo mal; o, hacer un viaje en coche para ir sólo a tomar un café, etc. ¡Cuantos viajes se realizan hoy en día por placer! Irse de vacaciones a lugares distantes, muchas veces sólo, a disfrutar o simplemente, porque los demás van, es algo nuevo que antes no se hacía, se viajaba pero eran por otros motivos y no para ir a dormir a la playa, por ejemplo. ¿Cuánto no se contamina en inmensos viajes de automóviles, autocares, barcos, aviones, etc., que se usan para este disfrute?. Nuestra ropa, utensilios, etc., cuantos más compremos más estaremos aumentando en el consumo de energía y su consiguiente contaminación. Igualmente, con la comida y bebida; se come más que nunca y sin embargo, hacemos menos ejercicio, usamos inmensos envases de alimentos y bebidas que luego despejamos y contaminamos sin darnos cuenta de la energía que fue necesaria para producirlos.

En la industria, en nuestro negocio, trabajo del campo, etc., lo que nos preocupa es que la producción sea alta pero no los efluentes, desperdicios, agentes químicos que usemos, etc. Todos los utensilios que usamos como el coche, ordenador, casa, muebles, electrodomésticos, etc., han consumido energía y contaminado el ambiente en su fabricación y, al sustituirlos inadecuadamente, muchas veces porque pasaron de moda hará que colaboraremos negativamente, también. En la calefacción y aire acondicionado, el mayor ahorro radica en un buen aislamiento térmico (especialmente, ventanas térmicas con cristales dobles “climalit”) en donde se puede ahorrar del orden del 25 %; en el interior con una temperatura de 19 a 20 ºC es suficiente y, por cada grado que subamos, aumentaremos el consumo en un 7% aproximadamente; de igual manera quien use el aire acondicionado en verano, con 24-26 ºC de temperatura ambiente, sería lo correcto y, por cada grado que se disminuya, se aumentará el consumo en un 7 % también y, además, cuanto mayor sea la diferencia de temperatura con el exterior, más sufrirá nuestro organismo al salir de casa o al entrar. Otras medidas sobre ahorro energético en viviendas, se pueden consultar en las compañías eléctricas, departamentos de industria, etc., pero, lo importante es que haya conocimiento y, especialmente, interés y buena disposición.


En fin, muchos más ejemplos se pueden poner sobre los que deberíamos de reflexionar de sí estamos haciendo lo necesario o podríamos hacer más. Por supuesto, que también deberemos reflexionar sobre el uso que estamos dando al agua que gastamos y cómo son los efluentes de fregar, lavar, etc., así como la basura que todos los días generamos...

“Siempre escuchamos acerca de un mejor medio ambiente, de la paz mundial, la no violencia y demás, pero esas metas no se logran a través de la aplicación de regulaciones o resoluciones de las Naciones Unidas; se requiere de la transformación individual. (…) será muy difícil lograr estas cosas a menos que los individuos lleven a acabo un cambio dentro de sus propias mentes”. –Dalai Lama

Nosotros mismos, es el punto de partida y, si no empezamos a cambiar nuestro comportamiento, poco podremos hacer sobre los demás, sobre el Planeta Tierra. Se dice que de tal palo tal astilla y que de tal padre tal hijo... También es frecuente oír decir: “yo, que tenga para comer y dormir y que llueva, que la vida son dos días y hay que vivirlos...”. Con frases así, nada estamos haciendo. Y, la verdad es que todos en mayor o menor medida, deberíamos de cambiar los hábitos descritos arriba y, por supuesto, otros muchos no expuestos aquí.

Predicar con el ejemplo es la mejor forma de colaborar en todo y especialmente, en el tema que estamos tratando.

Bueno será que dejemos de preocuparnos y de hablar de lo que hacen los demás y empecemos a ser economistas con nosotros mismos, el cuidado con nuestra salud, con nuestra alimentación, con lo que compramos y con nuestro comportamiento en general, será un buen comienzo.


El próximo tema estará dedicado a la agricultura ecológica.