El porcentaje de Dióxido de Carbono en el aire está aumentando de día en día. Se dice que la industria expulsa al aire por año, del orden de 20.000.000 Tn de CO2, (4 Tn por persona). Las emisiones del sector del automóvil, aumentan un 5% por año. Por otro lado, sabemos que los Sprays están haciendo un gran agujero en la capa de ozono, con las consecuencias correspondientes.
En ciertas megápolis no es extraño ver personas paseando por sus calles con máscaras para protegerse de la contaminación del aire. En otras, como en México, ya aparecen empresarios que se aprovechan de ello para hacerse sus “Santas Pascuas”...
También la tierra ya no es la de antes. En la agricultura moderna, usamos cantidades de plaguicidas, fertilizantes, etc, que junto a otros residuos contaminantes como residuos sólidos provenientes no sólo de las ciudades sino los que en todo lugar vamos todos generando y exponiendo en mayor o menor grado. De esta moderna agricultura, obtenemos unas cosechas abundantes pero poco saludables (de esto hablaremos en próximos días). La quema de montes y bosques, la tala descontrolada de árboles, etc., contribuye también negativamente. Con todo ello, vamos colaborando para que de una tierra casi virgen y productiva en un 100% la transformemos, en poco tiempo, en una tierra no productiva y desértil.
La catástrofe ambiental debido al accidente nuclear de Chernobil, ocurrido el 26 de abril de 1986, nos da una idea del peligro y tamaño de la contaminación por la radioactividad nuclear.
A las aguas de los ríos, mares y océanos vertemos enormes cantidades de productos contaminantes especialmente aguas residuales producidas en las ciudades y áreas urbanas, residuos líquidos con deficientes niveles de tratamientos o directamente sin tratamiento alguno cargados de materiales orgánicos, basuras, detergentes, aceites usados,...; sustancias químicas y, a veces, radioactivas de accidentes de barcos (recordemos el accidente del “Prestige”, el siniestro del buque “Mar Egeo” que sufrió en La Coruña el 3 de diciembre de 1992, el hundimiento del carguero francés en 1984 “Mont-Louis” con material radioactivo, y otros). | |
Muchos peces que hoy comemos están contaminados, en su interior almacenan porcentajes importantes de metales pesados, como el mercurio. Enfermedades como la tifoidea y la hepatitis son trasmitidas por mariscos provenientes de aguas contaminadas.
Cantidades enormes de peces mueren envenenados por la descarga directa de contaminantes al agua.
Imágenes como esta suelen verse con frecuencia, últimamente, en la mayoría de los periódicos.
Las multinacionales están convertiendo el agua en su “negocio”
“Agua embotellada, a precio de oro” (artículo de la revista “Integral”).
No es de estrañar que cantidades de manantiales próximos a las ciudades vayan desapareciendo poco a poco...
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